Lo bueno y lo malo de internet y las redes sociales
- Luz Marus
- 6 ene 2016
- 3 Min. de lectura

LO BUENO Y LO MALO DE INTERNET LAS REDES SOCIALES Por Luz Marus. Lo bueno, salta a la vista. Podemos conocer gente que antes no conoceríamos, de nuestro país y del resto del mundo. Podemos mostrar lo que hacemos sin la necesidad del acomodo que siempre hubo y hay en los medios hegemónicos, podemos siempre encontrar con quien charlar una madrugada de insomnio. Los que sacan fotos y antes no se las podían mostrar más que a sus amigos hoy se las pueden mostrar a millones, los que escribimos textos, los que actúan pueden usar gratis la maravilla de Youtube. Podemos también mirar series y películas que antes no podríamos, pese a las constantes censuras. Podemos, pudimos, crear un comunismo virtual, donde cada uno compartía lo suyo, libros, música, películas, y a la vez podía acceder a lo que otros compartían. O sae, fue la gran revolución. La cachetada al sistema. Podemos vender y comprar sin la necesidad de tantos itermediarios, podemos desarrrolar empresas y proyectos que antes jamás podrían existir. Mi mayor respeto hacia Internet. Y lo más importante, podemos comunicarnos. No comparto esa idea cursi de que cada vez estamos menos comunicados. Ni esas fotos familiares o de parejas donde cada uno está con su celular. Eso pasará en todo caso, cuando algo en la comunicación ya venía fallando, antes era el diario o las revistas en los bares, supongo. Cuando una comunicación entre dos personas se está generando de verdad, apagan los teléfonos, o los dejan en la cartera sin darle mayor importancia. En todo caso pone en evidencia dónde tenemos puesto el interés. Ahora, como vieron, lo bueno, es muchísimo. Lo malo, una sola cosa. Lo malo llega cuando uno decide o le sucede, ponerse en pareja. La cantidad de ofertas, fotos, insinuaciones, proposiciones (de hombres y mujeres) hacia la persona, comprometida o no, son infinitas. Me imagino que antes, si bien sucedía, era un poco más difícil tirarle onda a un caballero con una alianza en su mano, o a una pareja buscando un sillón para su living. Ahora, basta un mensajito de fb, un corazoncito en instagram, un dm en Twitter, y mucho más osado, ya que el resguardo que nos da el monitor, y a veces las identidades ocultas es mucho mayor que el que nos ofrece tirarle onda a alguien en persona. Sobre todo con respecto a las mujeres. Si bien los hombres se han hecho fama antiguamente de piropeadotes callejeros, o invitadores a tomar un café, las mujeres raras veces lo hacían. Digo raras, pero diría ninguna. No lo puedo imaginar. Sí , una sutil miradita, una insinuación ambigua. Pero no esto de “Te invito a cenar a mi casa, profe”, o un“Hola, que tal tu chica? igual podemos vernos, no? O “Te soñé anoche en mi cama en slip, que raro, no?” qué querrá decir?”. Todas estas cosas nos permiten las redes sociales. Sin hablar de las fotos osadas o las charlas íntimas por skype. Y todo esto puede suceder con la novia al lado o durmiendo. El tipo está trabajando, no hace nada malo. La mujer está escribiendo, se instruye, qué bien. Y mientras, se consertan citas, se coquetea por el mero placer de jugar, se plantean infidelidades reales, no virtuales. A ver si nos entendemos. Lo virtual quedó en los ochenta, y eran esos cascos de realidad virtual, algo que en realidad no está pasando. En cambio, el chat, la comunicación con otro que está del otro lado, es totalmente real. Un ex (generalmente son unas exs) que te invitan a tomar un inocente cafecito, que se preocupan por su bienestar y te mandan mensajitos con el apodo de antes. Eso no tiene nada de virtual. Eso es un ser humano del otro lado comunicandose. Y logrando o no sensaciones diversas. O me van a decir que nadie sintió jamás algo tipo “maripositas en el estómago” chateando con alguien, conocido o no. En esos jueguitos de ingenio, de ironía, de risa. Eso es vida, es placer, es comunicación, y de la buena. Mucho mejor que lo que te puede decir un pibitio con gel en un boliche. Te permite ir mucho más allá. Te permite hablar de tus miedos, tus deseos, tus versiones ocultas. Te permite, entre otras cosas, enamorarte. Entonces, qué hacemos con toda esa maravilla de Internet si encontramos alguien con quien queremos compartir el resto de nuestras vidas? No tengo la respuesta, la espero de ustedes. Así se me va el insomnio de esta madrugada.
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